Hoy estaba echando un vistazo al blog “no puedo creer que lo hayan inventado”, y he llegado a una entrada en la que mostraban un mueble-lavadora (nada espectacular, la verdad; en El recetario hacen cosas mucho mejores). Pero la entrada en realidad da igual; el caso es que en uno de los comentarios, un ingenioso lector decía: “lo perfecto sería si los artículos de ropa se perdieran en ella; no hay lavadora que exista sin el tan famoso efecto…”
A ver, ese famoso efecto. ¿De dónde nos hemos sacado eso de que en la lavadora se pierden los calcetines, y luego se quedan todos desparejados? ¿Y por qué todo el mundo asiente cuando lo oye, como si fuera una verdad indiscutible? Porque a mí no me pasa. De hecho no conozco a nadie que me haya dicho en primera persona que tenga ese problema.
Bueno, miento; Guy decía que a él le pasaba cuando vivía en Inglaterra. Supongo que porque hacía la colada en lavanderías, y después del centrifugado los calcetines se quedarían pegados a las paredes del tambor, y al sacar la ropa apresuradamente, ahí se quedaban. Pero aquí, en España, la inmensa mayoría tenemos lavadora en casa, y si se te pierde un calcetín, ya sabes dónde buscarlo.
Así que deduzco que probablemente sea una de esas cosas que a fuerza de oírlas en las pelis americanas -o de países con lavanderías- la gente ha acabado aceptando como cierta, sin cuestionarse más. Ya se sabe que una mentira repetida mil veces se convierte en verdad.
Y de eso hay mucho. Por ejemplo, y siguiendo con el tema de los calcetines; ¿Por qué diantres se dice tanto eso de que no hay nada más ridículo (o anti-erótico) que un hombre desnudo en calcetines? A ver; de las personas –más bien mujeres- que lo dicen, ¿a cuántas se les ha ocurrido por sí mismas? ¿No serán más frecuentes aquellas que lo han oído, lo han visualizado, lo han categorizado como ridículo y luego van por ahí repitiéndolo?
Porque en primer lugar, a mí se me ocurren escenas mucho más ridículas que un hombre desnudo en calcetines, y sin tirar demasiado de imaginación. Supongo que si el hombre en cuestión llevara ejecutivos de esos transparentes que parecen de mujer, con los pelos ahí, pegados contra la pierna… vale. Bastante ridículo y anti-erótico. Pero para mi gran fortuna yo no salgo con el tipo de hombres que lleva ejecutivos. Los que yo conozco llevan calcetines de algodón, y francamente, cuando están desnudos no es a sus pies adonde miro; me da igual cómo vayan de rodilla para abajo.
Y claro, cuando la gente dice estas “verdades universales” y yo se las cuestiono, encima me llaman sacapuntas, pero es que hay que tener un poquito de espíritu crítico, hombre. Así que con esta entrada he decidido inaugurar una nueva sección de Cotidianas: “Rompiendo mitos”. Ya tengo unas cuantas ideas en el tintero. O bueno, en el teclado.